Los documentos que contengan cualquier información relacionada con origen racial, étnico, convicciones religiosas, opiniones políticas, afiliaciones políticas o partidarias, membresía de ciertos sindicatos, organizaciones religiosas y preferencias sexuales deben mantenerse bajo total confidencialidad. Es decir, estos datos no se pueden transmitir dentro de la empresa sin cuidado y, obviamente, no deben escapar de la empresa que está cuidando de estos datos.

Esta precaución también se aplica a los datos genéticos y los informes médicos sobre la salud de un individuo, paciente, cliente o socio comercial. ¿Imagínese el problema que podría ocurrir si es departamento de recursos humanos envía un documento sobre un problema de salud de un empleado y ese documento termina cayendo en manos de un curioso? La fuga de datos sensibles como este puede causar un problema muy grande para la empresa e incluso una multa basada en las normativas de las leyes de protección de datos.

El derecho de cada ciudadano a la privacidad de sus datos ganó mucha fuerza con las nuevas leyes de protección de datos y obligó a las empresas, desde pequeñas hasta grandes, a repensar cómo se gestionan los datos impresos sensibles. Aunque algunos creen que las leyes de protección de datos son muy estrictas y deja espacio para aprovechadores y personas malintencionadas, lo cierto es que los datos sensibles de nuestros clientes, empleados y socios deben ser protegidos. Desde el inicio de las leyes de protección de datos, la intención de proteger los datos sensibles impresos ha ganado mucha fuerza dentro de las empresas.